viernes, 14 de marzo de 2008

Estafeta ¿romántica?

Pobre insesato el que intente estudiar en los límites de la visión humana, en los limites de la geometría de la perspectiva del hombre estos poemas que a continuación transcribo. Es curiosa la historia de mi encontronazo con poemas de tal calibre. Estaba yo, plácidamente, leyendo un libro en el que recogen articulos del padre de nuestra forma de pensar de hoy, o eso quisieramos añado, José Ortega y Gasset. Ni me atrevía a intuir que al terminar un doctísimo articulo sobre un libro de derecho llamado Lógica de la Libertad, me iba a encontrar con estos poemas, y como no podía ser menos acompañado, de un acertado artículo de nuestro (me atrevo a hacerlo nuestro, que no de todos) querido Ortega, en el que se deja entrever pero no de forma explícita cual será el final del artículo, haciendolo de forma explícita al final de dicho artículo. Pero al señor, el honor, y lo prometido, deudo me hacen. Así que saldando mi deuda ahí van unos versos de dichos poemas.

“Cuando voy sola por la noche a mi cita de amor, los pajaros no cantan, el viento no se mueve, las casas de la calle están, aun lado y a otro, silenciosas...
Y mis ajorcas tintinean a cada paso mío.
¡Y me da una vergüenza!...
Cuando sentada en el balcón, espero, sin aliento, sus pasos, las hojas están mudas en los árboles, el agua está quieta en el río como la espada en las rodillas de un centinela dormido...
Y mi corazón palpita loco.
¡Y no sé como callarlo!...
Cuando viene mi amor y se sienta a mi lado, cuando tiembla mi cuerpo y se me cierran los ojos, la noche se oscurece, apaga el viento mi lámpara, las nubes velan las estrellas.
Y la joya de mi pecho brilla.
¡Y no sé cómo apagarla!...”


Sabemos a que se refiere el poeta ¿verdad?. Conocemos perfectamente ese sentimiento, llamémosle como queramos, y la descripción que hace de él. Y en palabras del propio Ortega: -Todo gran poeta, señora, nos plagia. Ni que decir tiene que estos poemas son del poeta indo Tagore. Esto precisamente, nos llevará hasta el final del acertado articulo, porque escribe Tagore: “He cantado muchos cantos en muchos modos; pero todas sus notas siempre claman: Ya viene, ya viene para siempre.” Y Ortega en un ficticio dialogo con una señora que le pregunta en torno a esas palabras:
-Pero ¿quién viene, diablo? -preguntará usted, enemiga de lo impreciso, impaciente y nada asiática.
- Señora, Dios -responderá obediente el propio Ortega.

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